El ritmo de vida actual tiene grandes exigencias trabajo, estudio, familia, hijos, etc.… lo que hace que las tareas se multipliquen y quede poco tiempo para realizar actividades fundamentales para nuestra salud, como la de disponer de las suficientes horas de sueño requeridas para recuperarnos de las actividades diarias.
El no tener el suficiente tiempo para descansar afecta tanto la salud física como la mental, pero aún, muchas personas no son conscientes de esto y por lo tanto tampoco realizan acciones que busquen mejorar esta parte. De acuerdo a estudios alrededor de 70 millones de personas solamente en Estados Unidos padecen de problemas crónicos del sueño.
Mientras uno duerme, no solamente la mente y el cuerpo se apagan. Durante la noche, los órganos y los procesos internos trabajan arduamente.
«El dormir mantiene todos los aspectos del cuerpo de una forma u otra: el equilibrio energético y molecular, así como también la función intelectual, el estado de alerta y el humor», explica el Dr. Merrill Mitler, experto en sueño. El dormir ayuda a pensar con más claridad, a tener mejores reflejos y a concentrarse mejor. «La realidad es que cuando observamos a alguien que ha descansado bien, esa persona está operando a un nivel distinto”.
La pérdida de sueño afecta los niveles de razonamiento, la capacidad de resolución de problemas y la atención. Las personas que aumentan su nivel de agotamiento, se vuelven más improductivas en su trabajo y sus actividades diarias. La falta de sueño también tiene una alta incidencia en su humor y su capacidad de socialización con otros en su entorno. Con el paso del tiempo esto incrementa el riesgo de sufrir de depresión.
La falta de sueño también afecta las hormonas de crecimiento, el sistema inmunitario, el apetito, la respiración, la presión arterial y la salud cardiovascular.
El sueño debe de tener entre 4 o 5 ciclos. Cada ciclo incluye períodos de sueño profundo y movimientos oculares rápidos (MOR) o sueño desincronizado, cuando soñamos. A medida que avanza la noche, la porción de ese ciclo que se encuentra en sueño desincronizado aumenta. Resulta que este patrón de ciclos y progresión es fundamental para la biología del sueño.
Fuente:
NIH – National Institutes of Health