La forma del cuerpo inevitablemente va cambiando de manera natural con el paso del tiempo. La firmeza de la piel comienza a verse amenazada, la masa muscular se va perdiendo y los depósitos de grasa, aumentando. La piel se deshidrata con mayor facilidad, pues esa pérdida de tejido también reduce la cantidad de agua del organismo.
Los huesos se vuelven más frágiles. Ya no tienen la misma cantidad de minerales, incrementando el riesgo de que aparezcan enfermedades como la osteopenia o la osteoporosis. La estatura es otro de los grandes cambios. Se calcula que las personas suelen perder alrededor de un centímetro cada década después de los 40 años. Y este proceso se acelera todavía más una vez se cumplen los 70. Es decir, que durante la etapa de envejecimiento se terminan reduciendo entre 2,5 y 7,5 centímetros de estatura.
El 68% de la población mayor de 35 años sufre dolor de articulaciones. Esta cifra se eleva al 73% en el caso de las mujeres. Así lo refleja un estudio sobre salud articular elaborado por Vanir, marca especializada en complementos alimenticios perteneciente al laboratorio estadounidense Opko Health, en colaboración con la Fundación Internacional de la Artrosis (OAFI).
De éste se desprende que un 21% de la población ve afectada directamente su calidad de vida a causa del dolor articular. Una situación que va más con la edad: el 10% de las personas mayores de 50 años define el dolor como grave, lo que significa que tienen dificultades serias para poder llevar a cabo su vida diaria a causa del intenso dolor en alguna articulación.
Tanto es así, que el 12% de las mujeres de entre 50 y 65 años asegura que esta dolencia ha propiciado el tener que pedir ayuda o contratar servicios para las tareas domésticas.
Cada vez vivimos más y, en este sentido, la clave principal es mantener una elevada calidad de vida a lo largo de los años. Damos por hecho que podemos movernos y desplazarnos sin problemas, pero en cuanto empezamos a tener alguna dificultad, como dolor o rigidez en las articulaciones, empezamos a perder calidad de vida”, asegura Elsa Genové, CEO de Vanir.
Las articulaciones de las rodillas son las que más se resienten (52%) tal y como pone de manifiesto este informe. A éstas les siguen las de la columna vertebral y las de las manos (25%). En el caso de éstas últimas, la cifra se eleva hasta el 37% en el caso de las mujeres mayores de 50 años, un dato que supera en 13 puntos al de los hombres de la misma franja de edad.
Este tipo de dolor está estrechamente relacionado con enfermedades como la artrosis, una enfermedad que afecta a más de 242 millones de personas de todo el mundo. Los síntomas de la artrosis suelen ser progresivos y dilatados en el tiempo. En un primer estadio aparece el dolor asociado al movimiento y al esfuerzo al que se somete la articulación, aunque en esta primera fase el dolor cesa con el reposo. En un segundo estadio el agravamiento de la artrosis hace que el dolor aparezca tras el reposo y el ejercicio, por lo que el malestar es más continuado y prácticamente constante.
La artrosis es una enfermedad invalidante que afecta en mayor número a mujeres que a hombres, sobre todo a partir de los 45 años, edad en la que se intensifica esta prevalencia.
El descenso de las hormonas es una de las causas principales de la artrosis, es decir, del desgaste del cartílago articular. Las zonas del cuerpo más comunes para sufrir esta dolencia son las manos, rodillas, caderas y la columna vertebral. Esta Inflamación de las articulaciones se empeora con la llegada de la menopausia.
Para evitar que la artritis y el dolor articular empeore, lo mejor será un cambio hacia un estilo de vida más saludable, evitando someter a las articulaciones a extremos como el sedentarismo o el esfuerzo excesivo en las articulaciones. No existe un tratamiento que la elimine, pero sí que ayude a convivir con ella con un buen nivel de calidad de vida.
Después de los 40 también se empieza a perder músculo, agua y centímetros de estatura, al tiempo que se gana grasa y aumentan los riesgos de enfermedades del corazón. Por esto la importancia de implementar hábitos que ayuden a retardar este proceso natural.
El peso no se libra de esta cadena de transformaciones. Tanto en hombres como en mujeres se ve alterado. En ellos, por lo general, se presenta un aumento hasta los 55 años y luego comienzan a perderlo paulatinamente en el transcurso de lo que les resta de vida. Se cree que esto podría estar relacionado con la disminución de los niveles de testosterona.
También es clave una alimentación balanceada y teniendo en cuenta que las porciones deben irse modificando con el paso del tiempo. Por ejemplo, para una mujer de 40 años la porción ideal de proteína equivale a unos 115 gramos de carne o de pescado, y en los hombres hablamos de 200 gramos. Dos décadas atrás, ésta sería de unos 20 gramos más para cada uno. La actividad física regular es otro de los mandamientos no sólo en la adultez, sino de la vida.
Fuente:
OAFI – Fundación Internacional de la Osteoartritis
Centro Medico Respirar