La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias al ser bombeada por el corazón. La hipertensión no presenta síntomas claros y se asocia con diabetes o prediabetes y se le conoce como “el asesino silencioso” porque en la mayoría de los casos no presenta síntomas.
Alrededor del 90% al 95% de todos los casos de presión arterial alta constituyen lo que se denomina hipertensión primaria o esencial. Esto significa que se desconoce la verdadera causa de la presión arterial alta, pero existen diversos factores relacionados con la enfermedad, como los que se mencionan a continuación:
Del 5 al 10 por ciento restante de los pacientes con presión arterial alta sufren de lo que se denomina hipertensión secundaria. Esto significa que la presión arterial alta es causada por otra enfermedad o afección. Muchos casos de hipertensión secundaria son ocasionados por trastornos renales. Los siguientes son otros factores que pueden causar hipertensión secundaria:
La hipertensión supone una mayor resistencia para el corazón, que responde aumentando su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias.
En aquellos pacientes que ya han tenido un problema cardiovascular, la hipertensión puede intensificar el daño.
Propicia la arterioesclerosis (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de trombosis (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). En el peor de los casos, la hipertensión arterial puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación (aneurisma) o rotura (lo que inevitablemente causa la muerte).
El corazón, las arterias y los riñones realizan un sobreesfuerzo adicional, lo que aumenta el riesgo de:
La hipertensión afecta a un tercio de la población mundial de más de 18 años. Es una enfermedad muy común en todo el mundo, afecta a más del 20% de los adultos entre 40 y 65 años y a más del 50% en las personas de más de 65 años. Los cambios en el estilo de vida, como una dieta menos saludable y la falta de ejercicio han hecho que su prevalencia haya aumentado en las últimas décadas.
Fuente:
Fundación española del Corazón
The Texas Heart Institute
Clínica de Barcelona