El insomnio es un trastorno frecuente del sueño, el cual padece un buen número de personas por diferentes circunstancias, especialmente los adultos mayores y las personas con enfermedades psiquiátricas.
El insomnio genera dificultades para conciliar el sueño, para mantenerse dormido o para lograr un sueño de buena calidad. Esto ocurre incluso cuando tiene el tiempo y el entorno correcto para dormir bien. El insomnio interfiere en sus actividades diarias y produce somnolencia durante el día.
El insomnio de corto tiempo puede ser causado por estrés o por cambios en sus horarios o en su entorno. Puede durar unos días o semanas. El insomnio crónico (de largo plazo) ocurre 3 o más noches por semana y puede durar más de 3 meses.
El sueño es necesario para el buen estado físico y mental del ser humano; cuando una persona duerme mal durante cierto tiempo se producen alteraciones físicas y mentales que pueden derivar en enfermedad. El insomnio puede afectar la memoria y la concentración, también aumenta el riesgo de tener presión arterial alta, cardiopatía isquémica, diabetes y cáncer si perdura en el tiempo.
Existen múltiples causas, dentro de las más frecuentes están: las alteraciones emocionales, las enfermedades psiquiátricas, situaciones de ansiedad, preocupación, tristeza, miedo o angustia. En segundo lugar, se encuentran las enfermedades que generan molestias físicas y dolor. En tercer lugar, está el insomnio relacionado con la toma de sustancias como el café, refrescos de cola, chocolates y el alcohol. También las persona que se acostumbran a tomar estimulantes, tranquilizantes o medicación para dormir.
El insomnio se puede clasificar dependiendo de su duración o del momento del sueño que se afecta. Si se clasifica de acuerdo a su duración existen dos clases de insomnio crónico y agudo.
Si se clasifica en base al momento del sueño que más afecta, se tendrían cuatro tipos, que son: insomnio de conciliación, insomnio de mantenimiento, insomnio de despertar precoz, insomnio mixto o global.
1. Insomnio crónico: Cuando aparecen problemas en el inicio o mantenimiento del sueño al menos tres veces por semana y durante un mínimo de tres meses. En la mayoría de los casos, el insomnio crónico está relacionado con la presencia de un trastorno psiquiátrico, el consumo de sustancias como el alcohol, o con otra enfermedad crónica como: dolor crónico o síndrome de apnea del sueño.
2. Insomnio agudo o de corta duración: se caracteriza por una duración inferior a 3 meses, en el que también se afecta la conciliación y el mantenimiento del sueño. Es más propenso en mujeres y en adultos mayores.
1. Insomnio de Conciliación: es cuando se genera la dificultad en el inicio del sueño (aumento de la latencia de sueño). Se considera normal una latencia del sueño inferior a 20 minutos en población infantil y adultos jóvenes e inferior a 30 minutos para adultos de mediana edad o personas mayores.
2. Insomnio de Mantenimiento: es cuando aparece la dificultad para mantener el sueño a lo largo de la noche. Este tipo de insomnio se manifiesta con despertares frecuentes (insomnio intermitente) o con la imposibilidad de conciliar el sueño tras un despertar. En ambos casos se disminuye mucho el porcentaje de tiempo de sueño profundo.
3. Insomnio de despertar precoz: Este tipo de insomnio aparece cuando la persona se despierta antes de que suene el despertador o antes de la hora esperada. Este tipo de insomnio también se conoce como insomnio terminal.
4. Insomnio Mixto: Se da cuando aparecen conjuntamente dos de los tres tipos de insomnio ya mencionados.
Durante las horas de sueño la actividad cerebral cambia y estos cambios se reflejan en diferentes ondas eléctricas registradas en el electroencefalograma. Hay dos tipos de actividad bien diferenciadas: la actividad rápida (de alta frecuencia), parecida a la que se da cuando el sujeto está despierto, que se llama sueño MOR (movimientos oculares rápidos) o paradójico; y la actividad lenta (ondas de baja frecuencia).
Estos dos tipos de actividad se acompañan de cambios fisiológicos cerebrales y corporales, cuya función es la recuperación física y la reorganización mental. Durante el sueño se dan breves despertares, generalmente acompañados de movimientos físicos, cuando se pasa de la fase de actividad lenta a la de actividad rápida y viceversa.
Actualmente existen pruebas capaces de obtener registros del sueño durante toda la noche que ayudan a establecer el diagnóstico del tipo de insomnio que se padece. Una de estas pruebas es la Polisomnografía que se realiza en cualquiera de las sedes del Centro Médico Respirar y se lidera por nuestros especialistas en sueño.
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Fuente:
NIH – National heart, lung and blood institute
Clínica Universidad de Navarra